Las empresas integrantes de la iniciativa han puesto a disposición parte de sus instalaciones, conocimientos y profesionales para, entre todos, alcanzar el objetivo de reducir en un 50% el consumo de antimicrobianos de aquí a 2018.
En 2015, la industria salmonicultora chilena registró un consumo de antimicrobianos incluso superior al que había antes de la crisis del virus de la Anemia Infecciosa del Salmón (ISAv), el cual se desglosa en un 95% de utilización en agua de mar y solo 5% en agua dulce. En detalle, el Florfenicol representa el 80%, seguido por Oxitetraciclina y más atrás la Quinolona, con solo 1%.
La explicación de porqué tanta diferencia en la fase de engorda con agua dulce es por la Septicemia Rickettsial Salmonídea (SRS) o Piscirickettsiosis, enfermedad infecciosa bacteriana causada por Piscirickettsia salmonis y que es responsable del 80% del consumo total de antibióticos a nivel industria.
Y si bien Chile es por lejos el país salmonicultor que más antimicrobianos utiliza, perjudicando su imagen en los mercados de destino con productos que son castigados en más de US$1/kg frente a la competencia de similar calidad, en el espectro de fármacos solo aparecen esas pocas alternativas mencionadas.
“Es un gran problema que en la actualidad no haya expectativas para generar nuevos medicamentos, por lo que la lucha está en reducir el uso con monitoreo, medidas preventivas, bioseguridad y dietas más eficientes, entre otros, con lo cual se disminuye la posibilidad de resistencia antimicrobiana”, enfatizó el representante del Departamento de Salud Animal del Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca), Miguel Jarpa, durante la conferencia internacional “Innovación y colaboración para una industria más sustentable” que Skretting organizó a mediados de noviembre en la ciudad de Valdivia, Región de Los Ríos.
En la fecha del evento, el centro de cultivo de Cermaq en Caleta Soledad (comuna de Chaitén, Provincia de Palena, Región de Los Lagos) recibía los primeros peces bajo el “Modelo Pincoy”, en el cual el objetivo es que cada compañía participante del proyecto ponga lo mejor de lo suyo.
Enfoque holístico
Precisamente, a partir de una idea de Skretting las productoras Blumar, Cermaq y Ventisqueros, así como los proveedores AquaGen/Blue Genomics, Centrovet y Pharmaq, se hicieron parte de esta iniciativa cuyo enfoque holístico busca reducir el uso de antibióticos; mejorar la salud de los peces; incrementar el desempeño productivo; contribuir al crecimiento sustentable de la industria; resaltar los beneficios del consumo de salmón chileno como alimento de calidad; y generar vínculos entre todos los actores de la cadena productiva, autoridades y academia.
Para lograrlo, los integrantes se encuentran trabajando paralelamente en diferentes comités que se reúnen entre una y dos veces cada 15 días. Uno de esos es el de Salud, el que ha estado investigando en distintas metodologías de monitoreo de la condición de los peces y determinación de la eficiencia de los tratamientos.
Hernán Cañón, quien es médico veterinario de la Universidad de Chile y PhD en Bienestar Animal de la Universidad de Cambridge (Inglaterra), es uno de los asesores. Según relata, su aporte se relaciona con la generación de indicadores de bienestar animal que sean fáciles y rápidos de medir con la finalidad de obtener un score que permita conocer el estado de los peces y también el impacto de su cultivo sobre el medioambiente.
La ecuación de esos datos, que deberán ser capturados regularmente por trabajadores capacitados de los centros de cultivo, darán paso a la toma de decisiones. “Es sabido que, por ejemplo, si hay mucho daño en aletas, se puede deber a un problema con la densidad, agresión o alimentación. Entonces, al conocer esto, se gatillará una acción correctiva para minimizar el deterioro en la condición de los peces para recuperar rápidamente el bienestar buscado y, además, en la producción”, apunta el experto chileno.
En lo que concierne a los productores, las reuniones se han orientado a consolidar el modelo productivo a través de la entrega de alimento mediante microrraciones, sumado al uso de dietas de alto desempeño (alta energía).
“A ello se agrega la supervisión de las áreas de asistencia técnica de los proveedores de alimento y de los proveedores que participan del proyecto; un monitoreo continuo y capacitación sobre todo del personal de los centros, que son quienes tienen que estar más claros de esta estrategia”, precisan en Cermaq.
Proveedores
Por el lado de los proveedores, AquaGen/Blue Genomics aporta con ovas más resistentes a patógenos como el temido SRS; mientras que en el caso de Pharmaq, su colaboración se relaciona con el aporte que puede hacer ALPHA JECT LiVac®SRS, la primera vacuna viva atenuada para combatir el SRS, la cual ha sido fabricada especialmente para los productores chilenos de salmónidos.
“Tenemos la convicción de que ninguna herramienta resolverá los problemas por sí sola. La unión de las fuerzas nos permitirá reducir el riesgo de los brotes de SRS”, puntualiza Gerardo Lillo, médico veterinario y asistente técnico de la farmacéutica de origen noruego, para quien –en línea con lo manifestado por el Dr. Cañón– los encuentros en los comités han permitido darse cuenta que la industria sí puede avanzar de manera conjunta para superar sus desafíos de sustentabilidad.
Es así que Ronald Barlow, gerente general de Skretting Chile, agradece el compromiso de los salmonicultores nacionales en esta iniciativa que durará preliminarmente hasta fines de 2018.
“Si cada uno de los participantes respeta las medidas que se van estableciendo en los comités pretendemos disminuir en un 50% el uso de antibióticos al fin del primer ciclo productivo, mejorar el factor de conversión de alimento (FCR) y, al mismo tiempo, ofrecer alternativas para un crecimiento sustentable”, resume Barlow.
Por lo pronto, lo que sí se puede confirmar es que además del centro de Cermaq en Caleta Soledad, este año se sumará otro de la misma compañía, para luego integrarse dos de Ventisqueros y dos de Blumar. En cada una de las unidades se contempla la siembra de entre 800.000 y un millón de smolts de salmón Atlántico.