Luego de alrededor de cuatro años de trabajo, el “Proyecto Pincoy”, iniciativa de la cual forman parte alrededor de siete compañías productoras y proveedoras de la industria del salmón que se reunieron para colaborar estrechamente para reducir el consumo de antibióticos, cuenta a la fecha, con importantes resultados. Además, se está trabajando fuertemente en la etapa 2.0, con la cual se espera tener, a futuro, un análisis mucho más profundo acerca de los avances que se están implementando.
Según lo informado por la coordinadora de la iniciativa, Cristina Winkler, en la primera etapa, se consiguieron, en general, buenos resultados. “Tuvimos buenos resultados en mortalidad total, por SRS, y sin causa aparente. Además, nuestro ciclo de producción fue más corto, logramos mayores pesos de cosecha que la industria y un menor consumo de antibióticos. Otro resultado fue que identificamos las prácticas de cultivo consideradas como óptimas para la segunda etapa, las que ya fueron implementadas en nuestros centros de cultivo”.
En cuanto a la etapa 2.0, iniciada el año pasado, la ejecutiva cuenta que se ha continuado el trabajo colaborativo que se venía realizando y se ha estado ajustando también la estrategia. “Actualmente, nos encontramos cultivando tres centros de mar y hemos identificado tres grupos nuevos en agua dulce que ingresarán a finales de este año o el primer trimestre del 2021; dos de ellos corresponden a ovas especialmente desarrolladas para las empresas participantes de Pincoy”, relató la ejecutiva.
Cabe destacar que en este proyecto participan las siguientes empresas: Aquagen, Blumar, Camanchaca, Virbac-Centrovet, Cermaq, Pharmaq y Skretting.
¿Cuáles han sido las principales herramientas (no antibióticas) que han utilizado para combatir SRS?
En el pasado se intentaba asignar a una sola medida de control o prevención al éxito frente a los brotes de Piscirickettsiosis, para asegurar la salud y el bienestar animal de los peces. Para Pincoy, no hay una sola herramienta que permita combatir el SRS, creemos que el problema se aborda mediante el uso de una estrategia de prevención y control holística, que incluya las mejores soluciones en distintos ámbitos. Esto significa no sólo usar las herramientas de punta, sino que, además, debemos velar por entregar buenas condiciones de cultivo, cumplir con nuestras buenas prácticas y monitorear el bienestar animal de nuestros peces. Tener peces sanos y robustos es una manera de asegurar las condiciones mínimas que requieren los peces.
¿Cree que la industria chilena pueda disminuir en un 50% el consumo de antibióticos al término de 2025, tal como se ha propuesto en el contexto del trabajo que se realiza con el Monterey Bay Aquarium?
Creemos que es posible, pero creemos que también es necesario integrar las distintas soluciones –como las que hemos trabajado en Pincoy- e incluir nuevos desarrollos, que esperamos que nos ayuden a reducir aún más la mortalidad por SRS. Además debemos mantener y recordar nuestro objetivo como industria, implementar y mantener en el tiempo las buenas prácticas de cultivo, así como reconocer aquellas nuevas herramientas que nos permitan llegar a nuestra meta.
¿Cuáles son los planes del Proyecto Pincoy para 2020?
En el corto plazo vamos a publicar nuestro Manual de Buenas Prácticas, un material hecho por Pincoy para toda la industria, el cual será difundido abiertamente. Este manual contiene una serie de prácticas específicas que se ajustan a la realidad productiva chilena, con recomendaciones para todas las fases productivas, con el objetivo de producir peces robustos para enfrentar el SRS. Además, estamos afinando los últimos detalles para subirlo a nuestra página web.
A fines de este año, comenzaremos a cerrar los centros de cultivo que actualmente están en el mar, que corresponden a los primeros centros de la etapa 2.0. Esperamos también realizar un análisis estadístico que nos aporte mayor información sobre nuestra estrategia. Asimismo, debemos seguir trabajando en los nuevos grupos de agua dulce que están en etapa ova – primera alimentación, ya que estamos ahora comenzando a monitorear y registrar el bienestar animal en esta fase. Luego, vendrán desafíos como integrar los datos y ver si “conversan” estos registros con los resultados productivos posteriores, cuando los peces sean sembrados en el mar.